viernes, 6 de febrero de 2015

El bien sobre el mal

El primer blog post que escribí cuando comencé a formar parte del grupo de Chicagonow, se titulaba:  “ Nacionalidad: corredor ” y cada palabra de aquel texto salió del alma, no de la mente. Fue lo que en ese instante sentía, por la alegría tan grande, combinada con los nervios, la incertidumbre, la adrenalina y la inquietud de correr, por primera vez en mi vida y en próximos días (en aquel entonces), el Maratón de Chicago. 
No entraré nuevamente en detalles, pues ya lo hice en su momento, pero sigo pensando que el mundo de los corredores, así como el de cualquier grupo de personas cuyo maravilloso fin común es el sano, necesario y nutritivo deporte – el que sea - es más que una hermandad que desconoce fronteras, idiomas, razas y credos. Es abrazado por una nube de energía que envuelve e invita al positivismo, a la solidaridad, al compañerismo, a la amistad pura, en la que habiendo competitividad, predomina el amor al prójimo… por eso hoy estoy, al igual que millones de personas en el mundo y tras conocer la penosa noticia de los estallidos durante el Maratón de Boston, llena de indignación y sorpresa. 
Me he dado un día entero para digerir lo ocurrido y entonces poder escribir esto en lo que aún creo y creeré siempre, después de que circularon por mi mente tantos y tantos pensamientos de todos matices: el bien continúa predominando sobre el mal. El bien es luz y la carencia de ésta es oscuridad… y nada nos convencerá, a tantos miles de millones de habitantes en la tierra, a pasarnos de aquel lado sombrío, en el que hay realmente pocos individuos oscuros cuyas acciones de momento nos confunden, haciéndonos pensar que son millones, pero no es así. No vamos a creerlo. Los autores de casos como el ocurrido, siguen y seguirán siendo minoría, burda y pútrida, habitada por involucionados, pobres de espíritu y privados de luz… y aunque mi más sentido y sincero pésame está con los familiares y amigos de las personas fallecidas ( entre ellas, un pequeño de 8 años ) y mis oraciones también acompañan a los más de cien heridos hasta hoy reportados, incluidos todos aquellos que perdieron miembros de su cuerpo, créanme: mi lástima más grande está con los autores de esta tragedia, porque  dudo que respiren el mismo aire que respiramos y creo fielmente que la factura por liquidar – consigo mismos, con la vida en sí – no será exenta de pago. Escupieron al cielo y la ley de la gravedad es infalible. Lo siento por ellos.
El bien predomina sobre el mal… y los que corremos continuaremos haciéndolo, quizá ahora más inspirados que nunca, pensando en los que ya no están y en los que quedaron marcados de por vida… correremos más y mejor,  dedicaremos nuestros kilómetros avanzados, uno a uno, a todos ellos, a nuestros familiares y amigos, a nosotros mismos,  veneraremos más la vida y recordaremos con mayor fuerza, que la luz está siempre, muy por arriba de la oscuridad.
Mi abrazo más sentido.

Mone
Abril, 2013


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