martes, 14 de abril de 2015

... y se manifestó

El pasado viernes fue un día raro, diferente en mucho, a los demás. Inauguré en mi cuerpo una sensación de dolor que en 40 años no había sentido con tal magnitud.
Sólo de pensar en ese sollozo lleno de ruido y lágrimas que nada ni nadie puede detener, siento cansancio. Siempre he dicho con amor y absoluta convicción a los que me rodean y pierden a un ser querido: “ ya trascendió a un lugar inimaginable para nosotros, pero, ciertamente, mejor, a un ladito de Dios… te das cuenta ? cuánta paz, cuánta alegría, cuánta luz ”.  Aquella mañana, por mucho que tratara de evocar esas palabras para mí, la hendidura en el estómago protagonizaba el espacio y yo no podía detener el llanto. Lastimaba cada respiro. Al paso de unas horas y, seguramente, porque nada puede durar una eternidad en su mismo estado ( mucho menos el llanto y la tristeza ), el oxígeno volvía a fluir de manera natural, ingresando a mis pulmones.  Ya se fue - por lo menos del plano terrenal - ese adorable tío al que amaba y creía infalible, eterno e inmortal.
Desde luego que a lo largo de mi vida se han ido seres a los que he querido, gozado y por ende, echado de menos. Sin embargo, en mucho participa la edad (propia) y con ella, la percepción del adiós, el contexto, las vivencias, la complicidad, la empatía y muchos factores más.
Mi tío fue, parcialmente, un padre , adicional al que gracias a Dios aún tengo, con quien pude charlar horas enteras sin darme cuenta de ellas. Duele menos el pensar que le dije, una y treinta veces, cara a cara y sin titubeos: “ te quiero ”. Pude coger sus mejillas entre mis manos y estrujarlas un poco, como quedándome con un pedacito de su mirada, cada vez que me despedía de él. Pude agradecer su amor, con amor …  en fin; más que entrar hoy en lo que para mí significa su persona, es menester de esta sedienta y muy novel escritora, homenajear su manifestación de vida eterna.

Con los ojos hinchados de llorar por horas, finalmente, entré en mi cama; recé un poco y después, en voz alta, pedí que, de alguna manera evidente y a la vez grata, mi tío enviara - como un cliché quizá para muchos, pero como algo nuevo para mí - una mínima señal, la que fuera, de que él estaba bien y de que había llegado a un lugar mejor. Cerré los ojos y no recuerdo más.
Desperté 7 u 8 horas después, relajada en verdad. Amaneció por demás soleado, brillante, azul. Salí con la familia a desayunar y cada bocado supo a gloria. El jugo de la naranja recién exprimida estaba más fresco que nunca. Los colores eran intensos a mi alrededor y, al voltear a la ventana de donde nuestra mesa se ubicaba, vi pasar , en plena calle, a una chica montada en una bicicleta poco común, circense, preciosa, con la rueda frontal de más de dos metros de altura. Después, el camino de regreso estuvo lleno de “fiestas visuales”:  gente sonriendo, gansos en parvada graznando, niños corriendo, movimiento, luz, color, aire intenso y limpio despeinando cabezas: belleza por doquier. Al llegar a casa vimos los asomos de flor de nuestro frágil arbusto ubicado en el patio frontal, mismo que hoy sabemos, es una magnolia. Vaya tonalidades más hermosas !!.
Creí entender el mensaje, por lo que en voz baja expresé:  “ gracias tío, por manifestarte ”… pero horas más tarde, el verdadero mensaje me había llegado: TODO aquello existe siempre, a toda hora …  es sólo cuestión de conectarse con el amor, incansablemente; la belleza de los colores, la magia de lo diferente, la frescura de una naranja, la elegancia de un ave, la pureza del oxígeno, nuestro sentido de apreciación, absolutamente todo , mora de forma constante en este mundo mágico en el que somos distinguidos invitados a habitar por un rato. Reparar en los millones de regalos que, sin envoltura ni misterio se postran ante nuestros sentidos de forma inagotable, es casi obligatorio, para que en nuestro último suspiro terrenal podamos pensar “ si en breve pasaré a mejor vida… no imagino cómo será, pues la que he tenido es simplemente maravillosa; estoy listo para emprender el viaje’’.
Por los que hoy ya no están aquí pero cuya energía se hace presente en la belleza del todo … VIVE por favor... VIVE en la íntegra extensión del verbo y conéctate en la frecuencia del amor.
Te abrazo, como siempre.
Mone